Esa montaña rusa llamada aprendizaje
Hoy quiero centrarme en las dichosas curvas de aprendizaje.
Se han utilizado como argumento fácil, sencillo y directo para indicarnos cómo los programas de diseño libre suponen un "enorme" sacrificio en cuanto a aprendizaje para la gente que ya está acostumbrada a los programas tradicionales de Adobe. Cuánto me gustaría que la gente probara Gimp o Inkscape durante toda una semana y vieran lo sencillo que son de manejar, cómo cubren las necesidades fundamentales de los trabajos del día a día y cómo consiguen algo mejor aún, que nuestros diseños no estén orientados por los automatismos que Adobe integra en todos sus programas.


Al final cuando empiezas a realizar determinados proyectos gráficos para ti mismo con los programas libres empiezas a perder ese miedo y te das cuenta de que aunque no guardas los proyectos en los formatos privativos tipo .ai, .ps, .indd sí que puedes dar productos finales en png, pdf, epub, etc.
Pero luego descubres que los formatos en los que guardan los programas libres son estándares libres que pueden utilizar otros programas y entonces sientes libertad, sientes que no importa con qué hayas hecho equis cosa, porque podrás retocarla con otra herramienta posteriormente, no es un producto cerrado a la marca de creación del mismo.

Que todas estas cosas ahorran tiempo de trabajo al automatizarlas es cierto, pero también generan una adicción y una dependencia totales que pueden volvernos mancos, ya que cuando quiere uno realizar determinado efecto parece que sin dicho botón mágico o menú no se pudiera realizar y se siente uno perdido totalmente y se olvida de que realmente lo que está tratando es una imagen y no un complicado programa de fórmulas matemáticas que se desconocen.
Mi conclusión es que los programas de código libre están más libres de cualquier orientación estilística en sus capacidades, y también que obligan al diseñador a tener la mente abierta para imaginar cómo solucionar una situación creativa sin tener a mano un automatismo mágico que lo resuelva todo rápido y felizmente con atajos de teclas y ratón.
La felicidad al diseñar no es tenerlo todo a mano, sino completar ese complicado puzzle que es el mensaje creativo utilizando lo más genuino de nosotros, la imaginación, la ingeniería más básica del ser humano.
La imaginación es libre, no la atemos a la productividad, y no hagamos de la productividad una excusa para perder carisma y gancho.